miércoles, 8 de diciembre de 2010

martes, 7 de diciembre de 2010

La igualdad no se aprende en los clásicos

La igualdad no se aprende en los clásicos
La propuesta de la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, de vetar algunos cuentos infantiles en los colegios por "sexistas" suscita opiniones encontradas entre los expertos gallegos

El anuncio de la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, de prohibir en los centros educativos la lectura de cuentos "sexistas" -haciendo referencia, entre ellos, a títulos tan populares como los clásicos de Walt Disney 'Blancanieves', 'La Cenicienta' y 'La bella durmiente'- ha suscitado opiniones encontradas entre representantes de padres de alumnos, psicólogos, sindicalistas y escritores en Galicia. Aunque la mayoría coinciden en señalar que estas historias contienen un marcado carácter sexista, no todos se muestran a favor de su veto en las escuelas, entre otros motivos, porque forman parte de la cultura popular
A. DE SANTOS / S. CAMESELLA | A CORUÑA El Ministerio de Igualdad propone vetar los cuentos "sexistas" en los colegios y cambiar estas lecturas por otros libros que fomenten la igualdad entre niños y niñas. Para el departamento que dirige Bibiana Aído, el Instituto de la Mujer y el sindicato FETE-UGT, responsables de la campaña Educando en igualdad dirigida a escolares de Primaria, clásicos como Blancanieves, Cenicienta y La bella durmiente, joyas de la factoría de Walt Disney, perpetúan los estereotipos tradicionalmente impuestos a hombres y mujeres, al presentar a los primeros como personas resueltas y presentar a las segundas "en una situación pasiva".

La intención de Igualdad de suprimir estos cuentos clásicos en las aulas suscita reacciones encontradas entre representantes de padres de alumnos, psicólogos, escritores y sindicalistas gallegos, aunque todos coinciden en señalar que las historias sobre príncipes azules que salvan a princesas desvalidas están trasnochadas y que los cuentos actuales presentan -"afortunadamente", subrayan- una imagen muy distinta de hombres y mujeres.

Rosa Fontaíña, presidenta de la Red de Mujeres Vecinais contra los Malos Tratos, se muestra a favor de que se retiren este tipo de lecturas de los colegios y recuerda que este colectivo lleva años trabajando en centros educativos empleando este tipo de cuentos como un ejemplo de la perpetuación de la desigualdad entre sexos.

"Son historias que los niños leen desde pequeños y que de alguna manera van conformando su personalidad", explica Fontaíña, para quien otro aspecto que influye mucho en la percepción que el niño se hace de la realidad son los juegos y juguetes, en los que también incide la campaña de Igualdad. "Todavía vas a comprar un juguete para un niño de cuatro años y te preguntan si es niño o niña", se lamenta la presidenta de la Red contra los Malos Tratos, que añade que la educación en valores también es responsabilidad de los padres.
 
Elena Rodríguez, responsable del departamento de Igualdad de CCOO, considera que todas las medidas que se adopten para conseguir la igualdad entre sexos son positivas, aunque entiende que hay otras acciones más efectivas en este sentido. "Creemos que hay que educar en conjunto y explicar que, aunque fisiológicamente somos distintos, en el mundo social somos iguales", sostiene la sindicalista.

En opinión de Rodríguez, aunque el contenido sexista de muchos cuentos clásicos es obvio, su veto no es la solución más acertada. "No podemos barrer todo lo del pasado. Estos cuentos forman parte de nuestra vida y deben de seguir existiendo, y saber explicar al niño que la realidad no es así", plantea.

El escritor de literatura infantil y profesor Antonio García Teijeiro defiende que los niños lean libros que fomenten la igualdad entre los sexos, aunque se muestra contraigo a que se vete ningún cuento. "Soy el primero que está de acuerdo en que se elimine la literatura sexista, que afortunadamente hoy no se hace, pero siempre he sido contrario a las prohibiciones", afirma. El escritor considera que sería un error prohibir los clásicos en las aulas porque forman parte del patrimonio cultural tradicional. "Forman parte de toda una tradición popular y su contenido responde a una determinada época. Pero de todos se pueden sacar distintas lecturas, por eso creo que deben seguir existiendo ", opina el escritor.

Marilar Aleixandre ha utilizado el cuento Blancanieves en varios de sus libros, como en Chave de ponte, chave de carballo, incluido dentro de O trasno de Alqueidón (Xerais, 1996), donde una niña que se encuentra con una salamandra rechaza la manzana que le ofrece el anfibio porque no quiere acabar como Blancanieves, quedándose dormida primero y "cocinar, barrer y fregar" para los siete enanitos. "La mayoría de los cuentos clásicos presentan una imagen de la mujer pasiva e historias como la de Blancanieves son claramente sexistas. Sin embargo, se pueden reinterpretar -de hecho hay versiones actuales que invierten los papeles- con ironía y sentido del humor".

La escritora tampoco es partidaria de que se veten estos cuentos: "No me gusta vetar, aunque sí que son necesarias acciones que pongan a disposición de los niños y de las niñas historias más variadas, en las que la mujer aparece haciendo de todo".

Aleixandre, profesora de Didáctica de Ciencias y Educación Ambiental en la Facultad de Educación de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), reconoce que, aunque se ha avanzado mucho en el plano de la igualdad, continúa habiendo carreras eminentemente masculinas y otras femeninas, lo que constata que chicos y chicas siguen asumiendo los papeles preestablecidos.

"En los noventa hicimos un estudio entre niños y los resultados cruzados fueron aún más asombrosos porque si la niña quería ser profesora, al preguntarle qué sería si fuese hombre contestaba que astronauta", recuerda.

Para Virgilio Gantes, presidente de la Confederación de ANPA de centros públicos (Confapa), los argumentos referentes a los clásicos son una evidencia que no aporta nada nuevo. "Siempre se pensó que estos cuentos eran sexistas", declara Gantes, que añade: "La educación en la igualdad viene dada por toda la sociedad: la familia, el colegio, la publicidad". El presidente de la Confapa no ve un lenguaje genérico en el material escolar. "Hace unos años recibimos reclamaciones pidiendo el cambio de algunos textos pero en la actualidad no tenemos ese tipo de quejas", asegura.

Mónica Touza, presidenta de la Federación de Nais e Pais de Alumnos (Foanpas), considera que los cuentos clásicos "son de toda la vida y que hoy, se saca todo de contexto". "¿Si los libros son sexistas? Eso depende de los ojos con los que quieras ver su contenido", opina y añade: "Estas historias son un reflejo de una época ya pasada". Respecto al lenguaje "pretendidamente genérico" de los libros de texto que, según el ministerio de Igualdad, "invisibiliza al género femenino" y que es otro aspecto en el que incide la campaña, Touza opina que es un juicio "exagerado". "El género neutro no se puede utilizar en muchos casos", manifiesta-

El psicólogo clínico Alejandro Torres está de acuerdo con el Ministerio en que Blancanieves y La Cenicienta son sexistas. "Lo son desde el punto de vista de la igualdad y el feminismo ya que estos cuentos desarrollan roles tradicionales y los promocionan", argumenta. Sin embargo, Torres precisa que los libros infantiles son modelos exteriores.

"Lo primordial para fomentar la igualdad radica en los papeles familiares, no en los cuentos ni en la televisión". Y según el psicólogo, el lenguaje genérico no relega a la mujer, ésta viene anulada en las relaciones. "Carece de sentido cambiar las palabras para referirse al género femenino si no se respeta a la mujer en los vínculos personales", puntualiza.


(Artículo extraído de laopinioncoruña.es, de la sección de noticias sociedad del sábado 10 de abril de 2010).

El pasado lunes, 22 de noviembre, tuvimos en clase de Literatura Infantil una pequeña charla sobre un artículo que había salido en la prensa. En este se decía que se quería prohibir el uso de los cuentos folclóricos por ser machistas.

A raíz de esta charla, me gustaría dar mi opinión sobre esta próxima o no prohibición. Hace unos días, añadí a este blog una publicación con los motivos o ventajas, a mi entender, de emplear cuentos en Infantil. Concretamente, esta publicación tiene como título: “Análisis del libro infantil”. Por este motivo, no voy a repetir mis argumentos por los que se deben emplear éstos en el aula.

Quiero comenzar mi opinión con el ejemplo que pusimos en clase. ¿Realmente el cuento de Blancanieves es machista? Responderé a esta pregunta apoyándome en la versión más conocida de este cuento, la versión de Walt Disney. En esta versión, Blancanieves huye de su palacio y de su círculo cercano, para refugiarse en una casa que no es suya y en la que habitan personitas que ni siquiera conoce. Estas personitas, los adorables enanitos, le prestan cobijo, comida, aseo... pues, ¿qué menos que si estás de prestado en una casa que no es la tuya, que te la están prestando al igual que todo lo que en ella hay, des tú algo a cambio? Si los enanitos, los dueños de la casa, tienen que trabajar para llevar comida a la casa y la jovencita no pone recursos para ello, creo que lo mínimo es que sea ella la que se encargue de las tareas del hogar, ¿no?

Lo mismo ocurriría si Blancanieves fuera un hombre. Claro, que podemos darle vueltas al asunto, rebuscar rasgos machistas donde no los ahí y culpar a alguien, en este caso a los cuentos tradicionales, de tanto maltrato de género que hay en nuestra sociedad.

De todas formas, los cuentos folclóricos, estos cuentos de los que se habla en el artículo (Blancanieves, la Cenicienta y la Bella Durmiente), pueden ser adaptados o versionados al aula de infantil, a las características de los niños, de hecho, es lo que se debería hacer porque estos no son cuentos infantiles. Si los maestros que se quejan de estos cuentos no quieren gastar su tiempo en adaptarlo, pueden buscar diferentes versiones del cuento, que las hay. Si no les gusta la de Walt Disney, pueden buscar la de otros recopiladores y quedarse con la que más le convenza. Un ejemplo podría ser la versión española de Blancanieves: “La princesa y los 7 bandoleros”, en vez de la versión, como algunos catalogan de machista, de Walt Disney.

Esto estaría bien, pero estoy muy de acuerdo con lo que dice el psicólogo clínico Alejandro Torres: "Lo primordial para fomentar la igualdad radica en los papeles familiares, no en los cuentos ni en la televisión", "Carece de sentido cambiar las palabras para referirse al género femenino si no se respeta a la mujer en los vínculos personales". Estoy completamente de acuerdo con que la escuela, y los maestros, tiene que inculcar unos valores y no sólo llenar la cabeza de los niños y niñas de conocimientos teóricos. Pero creo que ya está bien de culpar a esta institución y a los que trabajamos en ella, o trabajaremos, de que si los niños pasan delante de la televisión mucho tiempo es por nuestra culpa, que si no siguen una buena alimentación también es porque nosotros no les enseñamos cómo tienen que alimentarse, y ahora que si hay tanto maltrato y tanto machismo es porque usamos cuentos no adecuados. ¿Y el papel de los padres dónde queda? ¿De qué sirve que usemos cuentos igualitarios que fomenten la igualdad de sexos si luego llegan a casa y ven a su mamá en la cocina y al papá sentado frente al sillón, o al papá discutiendo fuertemente con la mamá?

También pienso que el problema puede radicar en que tenemos a nuestros pequeños demasiado sobreprotegidos, en una urna de cristal: ¿Qué hay niños en el mundo, no tan lejos de nosotros que diariamente se mueren por no tener nada que llevarse a la boca? No importa, los nuestros lo tienen todo. ¿Qué hoy en día muchos hombres que maltratan, física o psicológicamente, a las mujeres? No importa, mi hijo es muy pequeño para darse cuenta de cómo es la vida. Así pasa, que dejamos de ser niños para hacernos mayores y nos damos cuenta de que no vivimos en un mundo ideal donde todo es maravilloso, tal y como lo pensábamos de pequeños.

Personalmente, no me parece tan mala idea hablar con los niños, respetando que son niños y que no tienen por qué conocer todos los detalles, para, hablando del maltrato de género en este caso, decirles que hace un tiempo atrás los hombres trataban a las mujeres como seres inferiores, pero que eso no es así, que somos iguales y que nos tenemos que respetar como tales, nada de superioridad entre iguales.

Pero claro, hay tantas cosas que hay que cambiar en la educación... y en la sociedad.

Declaración del lobo en el caso de Caperucita Roja

El bosque era mi casa. Allí vivía yo y lo cuidaba. Procuraba tenerlo siempre limpio y arreglado. Un día de sol, mientras estaba recogiendo la basura que habían dejado unos domingueros, oí unos pasos. De un salto me escondí detrás de un árbol y vi a una chiquilla más bien pequeña que bajaba por el sendero llevando una cestita en la mano.

Enseguida sospeché de ella porque vestía de una forma un tanto estrafalaria, toda de rojo, con la cabeza cubierta, como si no quisiera ser reconocida. Naturalmente me paré para ver quién era. Le pregunté cómo se llamaba, a dónde iba y otras cosas por el estilo. Me contó que iba a llevar la comida a su abuelita. Me pareció una persona honesta y buena, pero lo cierto es que estaba en mi bosque y resultaba sospechosa con aquella extraña caperuza, así que le advertí, sencillamente de lo peligroso que era atravesar el bosque sin antes haber pedido permiso, y con ese atuendo tan raro. Después la dejé que se fuera por su camino, pero yo me apresuré a ir a ver a su abuelita.

Cuando vi a aquella simpática viejecita le expliqué el problema y ella estuvo de acuerdo en que su nieta necesitaba una lección. Quedamos en que se quedaría fuera de la casa, pero la verdad es que se escondió debajo de la cama; yo me vestí con sus ropas y me metí dentro. Cuando llegó la niña la invité a entrar en el dormitorio. Enseguida dijo algo poco agradable sobre mis grandes orejas. Ya con anterioridad me había dicho alguna otra cosa desagradable pero hice lo que pude para justificar que mis grandes orejas me permitían oírla mejor. Quise decirle también que me encantaba escucharla y que quería prestar mucha atención a lo que me decía, pero ella hizo enseguida otro comentario sobre mis ojos saltones. Podéis imaginar que empecé a sentir cierta antipatía por esta niña que aparentemente era muy buena, pero bien poco simpática. Sin embargo, como ya es costumbre en mí poner la otra mejilla, le dije que mis ojos grandes me servirían para verla mejor.

El insulto siguiente sí que de verdad me hirió. Es cierto que tengo grandes problemas con mis dientes que son enormes, pero aquella niña hizo un comentario muy duro refiriéndose a ellos y aunque sé que hubiera tenido que controlarme mejor, salté de la cama y le dije furioso que mis dientes me servían ¡Para comérmela mejor!.

Ahora, seamos sinceros, todo el mundo sabe que ningún lobo se comería a una niña. Pero aquella loca chiquilla empezó a correr por la casa gritando, y yo detrás, intentando calmarla hasta que se abrió de improviso la puerta y apareció un guardabosque con un hacha en la mano.

Lo peor es que yo me había quitado ya el vestido de la abuela y enseguida vi que estaba metido en un lío, así que me lancé por una ventana que había abierta y corrí lo más veloz que pude.

Me gustaría decir que así fue el final de todo aquel asunto, pero aquella abuelita nunca contó la verdadera historia. Poco después empezó a circular la voz de que yo era un tipo malo y antipático y todos empezaron a evitarme. No sé nada de aquella niña con aquella extravagante caperuza roja pero después de aquel percance ya nunca he vuelto a vivir en paz.

                                                                                                                                 Firmado:

EL LOBO

¡Ésta declaración del lobo lo cambia todo!

¿Ahora qué hacemos? Podemos seguir creyendo la historia que siempre nos han contado: Caperucita Roja es la buena y el lobo feroz, es eso, un lobo feroz que quiere comerse a la pobre niña.

                                                                                 



O también podemos escuchar, de una vez por todas, al pobre lobo, siendo este un inofensivo animal engañado que sólo quería el bien de la niña, aunque esta fuera muy misteriosa por ir con una capa roja por medio del bosque.

Y tú, ¿de parte de quién estás? Ahí lo dejo...

Origen de las hadas

La cultura celta distingue entre tres mundos:

       El mundo de los vivos, que es donde nos encontraríamos nosotros. Poseemos cuerpo y alma.

       El mundo de los muertos, los que ya no nos acompañan. Éstos sólo poseen alma y pueden estar en el cielo o en el infierno, dependiendo de cómo hayan actuado en el mundo de los vivos.

       El mundo de las hadas, un mundo al que no podemos acceder siempre que queramos. Sólo podemos acceder a este maravilloso mundo en contadas ocasiones, como en la noche de San Juan. Lo podemos hacer a través de saucos o a través de círculos de setas, puerta de acceso al mundo de las hadas, y esperar que ellas nos abran la puerta. En su mundo, el tiempo transcurre de otra forma. Las hadas sólo están dotadas de cuerpo, no tienen alma.


Los celtas representan la unión del mundo de los vivos, de los muertos y de las hadas mediante una Triqueta:



Respecto al origen de las hadas, hay muchas teorías que explican su creación. Una de ellas dice que las hadas son la personificación de cada ser de la naturaleza. De esta forma, podemos encontrar al hada del aire, del agua, del fuego.

Otra teoría explica que las hadas provienen de la primera mujer de la tierra, de Lilith. En efecto, Dios creó al hombre y a la mujer del barro, creó a Adam y a Lilith. Los dos tenían el mismo origen, habían sido creados del barro. Adam quiso mantener relaciones sexuales con Lilith estando él arriba, dominando, a lo que ella se negó. Ella decía que habiendo nacido de la misma forma y del mismo material, lo justo sería que ambos estuvieran a la misma altura para mantener relaciones sexuales, ni uno arriba ni el otro abajo, por igual. Adam no estaba dispuesto a dar su brazo a torcer, por lo que Lilith se marchó con los demonios. Ésta, que algunos aseguran que fue la primera mujer y mujer feminista de la tierra, no aguantaba que un igual suyo ejerciera poder alguno sobre ella, ni aunque fuera hombre.

Tras la fuga de Lilith y para calmar los llantos de Adam, Dios creó una mujer a partir de su costilla, creó a Eva, con la que si que podría ser dominante.
Esta teoría explica que las hadas son hijas de Lilith y de los ángeles caídos, que no eran malos, sólo que no estaban de acuerdo con Dios. Como castigos, Dios dotó a estos seres sin alma.
Además, esta teoría explicaría que en el mundo hay dos tipos de mujeres: las que son como Eva y actúan como Dios manda, y las otras, las que son con Lilith.

Las hadas son seres no humanos que pertenecen a un mundo paralelo al nuestro, al de los vivos, pertenecen al mundo de las hadas.

Reflexión del Bloque II: Los textos folclóricos

En este segundo bloque de la asignatura, que leva por título Los textos folclóricos, hemos continuado y profundizado más, respecto al bloque anterior, sobre qué son, qué les caracteriza... así como, hemos conocido algunos de estos que no son tan conocidos.

Los textos folclóricos no tienen autor, ni conocido ni desconocido, el autor es el propio pueblo. Estos textos también son conocidos por textos de tradición cultural, ya que la historia que encierran (real o no real) pasaba de generación en generación y de pueblo en pueblo durante los siglos con el fin de no perderse. Es de esta forma como la LOE los nombra en el currículo de Educación Infantil. Por este motivo, podemos encontrar de una misma historia folclórica tantas versiones.

Como ya sabemos, cuando leemos un texto o cuando alguien nos cuenta algo, tendemos a rellenar esos espacios vacíos que el autor del texto o el contador del mismo deja sin explicar. Eso que todos hacemos cuando rellenamos los espacios vacíos, que es completamente natural, se conoce por interpretar o por realizar inferencias. ¿Cuántas veces alguien ha venido, nos ha contado un chismorreo y luego nosotros lo hemos modificado, poco o mucho e intencionadamente o no, para contárselo a otra persona?

Lo mismo ocurre con los cuentos folclóricos que al ir transmitiéndose durante tanto tiempo y de boca en boca acaban sufriendo infinitas modificaciones, desde suprimir partes por olvido, hasta añadir aspectos que den “morbo” al asunto.

No podemos hablar, refiriéndonos a los textos folclóricos, de cuentos originales. Podemos hablar de las versiones más antiguas que se conocen, pero nunca de la versión original, y es que, no tienen un autor único. Tampoco podemos decir que obras de este tipo pertenecen a autores conocidos como Charles Perrault, o cualquier otro recopilador conocido, pues estos son, repito, recopiladores que por un motivo u otro han decidido plasmar la historia en papel pero nunca su autor.

Como antes ya he insinuado, las historias de los cuentos folclóricas pudieron ser en su día reales. ¿Esto quiere decir que la historia de Caperucita Roja ocurrió, fue real, alguna vez? ¿Qué en serio un lobo se disfrazó de abuelita para comerse a la niña? Pues seguramente, se ha investigado mucho sobre esto, de verdad ocurrió. Claro, hay que quitar todas las posibles adaptaciones fantásticas que se han dado: ¿Es tan irreal o tan absurdo que un lobo que vive en el bosque se alimente de carne? Probablemente la historia real, el chismorreo real o más antiguo fuera que en épocas de hambruna cuando los animales del bosque no tenían de qué alimentarse, aprovecharan el despiste de una jovencita que pasara por allí para alimentarse de carne.

Nos sorprenderíamos si supiéramos las historias más antiguas que se conocen sobre los cuentos folclóricos. Ahí va otra: Antes de que Perrault versionara la historia de La bella durmiente, y por supuesto mucho antes de que los hermanos Grimm y Walt Disney lo hicieran, se conoce una versión mucho más cruel de esta historia. La versión más antigua que se conoce, que no original, data del año 1634, está escrita por Giambattista Basile y lleva por título La bella durmiente del bosque. Resumiendo la historia, la protagonista de esta, una joven muchacha, se pincha un dedo con una espina de una flor mientras iba por el bosque. Ésta le provoca estar en estado catatónico, parece estar muerta pero en realidad vive y siente. Un príncipe que paseaba por ese mismo bosque y al verla presa fácil la viola. Esta violación causa en la joven un embarazo de gemelos. Tras 9 meses de gestación, nacen un niño y una niña. Su hijo, buscando el pezón de la madre para alimentarse, encuentra por equivocación el dedo con la espina clavada. El niño, al succionar, le saca la espina envenenada y de esta forma salva a la madre.

Retomando el tema de la reflexión, decir que los cuentos folclóricos no son cuentos infantiles, jamás lo han sido, a diferencia de lo que yo pensaba. Son cuentos familiares. Otra característica de estos es que son adaptativos al aula. Como maestros los podemos adaptar a nuestro grupo de alumnos, al fin y al cabo sería una versión más de las tantas que ya hay, y de esta forma convertirlos al público infantil. En próxima líneas hablaré de cómo hacer estas adaptaciones pero conservando la historia. Pero en esencia, o las versiones más antiguas, infantiles no son.

Tenemos que tener cuidado a la hora de adaptar los cuentos folclóricos a los niños y niñas de nuestra aula, tenemos que hacerlo según sus necesidades y características. Hoy en día hay muchos matrimonios con hijos que se separan y se juntan con otras parejas, es por este motivo por el que debemos no abusar de utilizar a la madrastra como el personaje malo del cuento o como la culpable, por ejemplo, de la huida del o la protagonista del cuento. Pueden sentirse identificados con el protagonista del cuento y pueden pensar que su madrastra, o padrastro, puede actuar de la misma forma negativa que la o el del cuento.

Los textos de tradición cultural tienen como objetivo entretener, y no enseñar. Lamentablemente, estamos perdiendo la costumbre de contar historias en casa, pero hace años, cuando más se contaban historias folclóricas se utilizaban para entretenerse. Estamos hablando de una época en la que la gente se dedicaba a realizar tareas agrícolas, y que cuando el tiempo no acompañaba, no tenían nada que hacer. En esta época tampoco había luz eléctrica ni mucho menos televisión ni aparatos de este tipo con el que matar el tiempo de no poder trabajar, por lo que lo único que les quedaba a las familias era reunirse para contar historias de este tipo. Por este motivo, todos, aún sin saber leer, conocían un montón de historias. Es más, en las plazas de los pueblos era muy común que la gente asistiera a ver a los juglares para conocer historias en prosa, verso o teatro.

Incluso, contar este tipo de historias era una forma de pago: para gente que tenía que viajar de pueblo en pueblo y no disponían de recursos para que les dejaran pasar la noche en casa de algún vecino del pueblo, lo que hacían era contar historias de su lugar de origen a cambio de poder pasar la noche resguardados del frío.

Sí es cierto que los cuentos folclóricos no son cuentos infantiles, pero en antaño los pequeños las escuchaban de boca de abuelos, padres o tíos sin ningún problema. Estaban acostumbrados a escuchar violaciones día sí y día también, a diferencia, afortunadamente, de lo que hoy ocurre (quizás demasiada sobreprotección).

Otro objetivo de los textos folclóricos era alimentar el deseo de ficción del ser humano. Éstos, además, reflejan los deseos de las personas (encontrar el amor, recuperar la salud, conseguir dinero o poder...), así como sus temores. Respecto a que estos textos reflejan los temores de las personas, lo podemos comprobar con las falsas muertes que se dan en la mayoría de las historias: el o la protagonista medio - muere y la única forma de despertar es mediante un beso.

Los cuentos no son machistas ni feministas, pero sí que es verdad que en ellos las que mandan son las mujeres. Y es que, estos reflejan los deseos del pueblo y durante siglos las mujeres han deseado tener algo de poder.

Es importante destacar que en la mayoría de los cuentos folclóricos (90%) se da un viaje iniciático por parte del protagonista. Estos son una serie de pruebas en las que se tiene que demostrar que se vale para algo para así entrar en la vida adulta, son por así decirlo, rituales de iniciación.

Estos viajes iniciáticos muestran lo bueno que tienen los personajes, así como, ayudan a los lectores a mejorar su calidad humana. Veámoslo con el siguiente ejemplo:

En el cuento de Blancanieves y los 7 enanitos se da un viaje iniciático. Blancanieves es una niña completamente desconocida hasta que el espejo de su madrastra le dice a esta que la niña es la más guapa del mundo. Es justo en este momento del espejo, cuando Blancanieves comienza su viaje iniciático de niña (niña confiada, arropada y protegida) a mujer (mujer que se tiene que casar, que tiene responsabilidades...).

Probablemente, si a Blancanieves no le hubiera pasado lo que le pasó con su madrastra y con el espejo que tuvo que huir de su palacio, hubiera sido una mujer mandona y consentida, acostumbrada a no dar un palo al agua. De esta forma, sabe lo que es vivir, prácticamente, en la pobreza y convivir con gente completamente diferente a ella, para valorarla.

En todos los cuentos folclóricos siempre hay un personaje que ayuda al protagonista a salir de un apuro: duendes, hadas, espíritus, antepasados, saltamontes... Lo que hacen las hadas madrinas es ayudar al niño o niña ante un problema de verdad, ¿y cuándo surgen estos problemas? En la adolescencia, cuando sales del núcleo familiar y te das cuenta de cómo es la vida: ni parecida a como te la pintan cuando eres pequeño.

Esto nos enseña que en la vida, muchas veces recibiremos ayuda de quien menos nos lo esperamos, así como, que tenemos que ser humildes y aceptar las ayudas que nos hagan. Y es que esta es otra característica de los cuentos folclóricos, que encierran muchas enseñanzas, que no moralejas. Yo pensaba que ambos términos definían lo mismo, pero ahora sé que no:


Enseñanzas                                                         Moralejas


Varios datos - aprendizajes que el receptor - lector obtiene por su cuenta a través del cuento


Una enseñanza escrita que aparece al final del cuento. Está plasmada en el papel e inventada por el autor

Pero no sólo presentan enseñanzas para los niños, también lo hacen para los padres. Un caso perfecto para explicarme es el cuento de La Bella durmiente, pero no la historia que os acabo de contar, la más antigua, no, sino la que todos conocemos, la de las hadas madrinas y la rueca. Este cuento enseña a las niñas a esperar a un buen chico que las quiera y luchen por ella, y que no se conformen con el primero que se les presente. Aunque la realidad de los padres de la época era otra: los padres decidían con quién se casaban sus hijas, pero es que los textos folclóricos reflejan los deseos de la sociedad, en este caso, las mujeres. Y lo que este cuento enseña a los padres es que por mucho que intenten evitar que sus hijos caigan en cosas malas, cosas que no quieren para sus hijos, ahí están. En este caso, la rueca representa a las drogas, al sexo incontrolado... Lo que hacen los padres es intentar a toda costa evitar que su hija se pinche con la rueca (haga cosas de adolescentes: sexo, drogas, alcohol...), pero esto es en vano, ya que no hablar de los peligros no significa que no estén allí.

Las historias de los cuentos folclóricos son muy simples, provienen de gente sencilla, de pueblo. Son tan sencillos que se entienden muy bien en infantil. Por este motivo, se aplican en el aula. En casa también se hacía hasta que llegó la televisión. Por lo tanto, se aplican en el aula de infantil porque es un recurso fácil para entretener a los niños, y además, lo entienden.

Como ya he dicho, no podemos confundir los cuentos folclóricos con los cuentos infantiles, pero además, tampoco podemos confundir estos dos con los cuentos clásicos y los cuentos populares.  A simple vista puede parecer una tarea muy difícil, pero con la siguiente tabla veremos que no es así:



Cuentos folclóricos


Cuentos populares

Cuentos clásicos

Cuentos infantiles

Textos literarios que se caracterizan por transmitirse de forma oral hasta que alguien los plasma en papel.

Éstos tienen como autor al pueblo, existen diferentes versiones y además, encierran enseñanzas, que no moralejas.

Cuento muy conocido. El cuento más conocido a escala mundial es: Caperucita Roja.

Popular es un cuento que se hace famoso, pero que no cumple las características de los folclóricos.

Los cuentos populares pueden ser folclóricos o no, y además, no todos los populares son folclóricos.

Novelas (que no cuentos folclóricos) populares breves escritas por alguien: Peter Pan, Alicia en el país de las maravillas, Pinocho y el libro de la selva (por ejemplo)

Cuento de toda la vida, que lleva mucho tiempo siendo popular.

Todos los cuentos folclóricos son clásicos, pero no todos los clásicos son folclóricos o de tradición cultural.

Los cuentos que hoy son populares, algún día serán clásicos, pero nunca folclóricos.

Hay cuentos clásicos que son populares y que además son folclóricos, como por ejemplo, Caperucita Roja.

Los cuentos clásicos pueden ser folclóricos o de autor.


No es correcto, de ninguna forma, decir que los cuentos folclóricos son infantiles, ya que no es así. Lo que sí que es correcto es decir que los cuentos folclóricos son familiares.


De esta forma y poniendo como ejemplo el cuento de Caperucita Roja decir que este es un cuento folclórico, ya que su autor es el pueblo y se ha transmitido de forma oral de generación en generación hasta que alguien lo plasmó en papel. Al ser folclórico es clásico, es un cuento de toda la vida que lleva mucho tiempo siendo popular. Este cuento también es un cuento popular, de hecho, es el cuento más conocido a escala mundial y es un cuento familiar.

Yo podría acabar esta asignatura y decidir escribir un cuento infantil (no descarto la idea, pero aún me queda mucho por recorrer). Imaginando que este es estupendo, podría llegar a ser muy popular, que se hiciera muy famoso y que perdurara en los tiempos. Llegaría un momento en el que después de ser tanto tiempo famoso y popular, fuera un clásico. Este cuento mío imaginario sería, por lo tanto, infantil, popular y clásico, pero nunca sería folclórico, entre otras cosas porque tiene un autor, autora en este caso, específico.

Los cuentos folclóricos han pasado de ser un recurso de entretenimiento para las familias y de contarse en un entorno cercano, a estudiarse. El primero en hacerlo fue el ruso Vladimir Propp. Éste, a finales del siglo XIX - principios del XX, se empieza a interesar por los cuentos folclóricos rusos de siempre.

Su tesis fue de los cuentos folclóricos rusos, de lo que la gente le contaba. Recogió cuentos, cuaderno en mano, que la gente recordaba. Descartó los textos de autor, sólo le interesaban los folclóricos. Realizó la primera clasificación de los cuentos tradicionales rusos, que aún se conserva:

  • Mitos: cuentan hazañas de héroes y dioses.

  • De animales: todos los personajes son animales. También incluía en este grupo las fábulas: cuento muy específico que por encima de su carácter de entretenimiento, está su carácter moralizador. Por eso, siempre incluyen una moraleja.

  • De fórmula: especie de cajón de sastre donde se incluyen muchos tipos de cuentos:

            -  Cuentos mínimos: son ideales para bebés. Algunos van acompañados de canciones, gestos...

EL TÍO PARAMPAMPULES

Este es el cuento del tío Parampampules, que tenía los ojos azules y el culo del revés. ¿Te lo cuento otra vez?

- Sí

No se dice que sí. Este es el cuento del tío Parampampules, que tenía los ojos azules y el culo del revés. ¿Te lo cuento otra vez?

- No

No se dice que no. Este es el cuento del tío Parampampules, que tenía los ojos azules y el culo del revés. ¿Te lo cuento otra vez?

(Se repite hasta que ya los niños te pegan)

EL CUENTO DE PEPA Y REPITA

Pepa y Repita se fueron a la playa. Pepa se fue al agua, ¿quién quedó?

- Repita

Pepa y Repita se fueron a la playa. Pepa se fue al agua, ¿quién quedó?

- Repita

(Nuevamente, se repite hasta que los niños se cansan y te pegan)

            - En los que siempre se repiten las mismas palabras:

Lunes, martes, miércoles, 3, jueves, viernes, sábado, 6.

            - Cuentos acumulativos: que se usan mucho en el primer ciclo de infantil. Tienen un argumento muy sencillo y el cuerpo del cuento se compone al ir añadiendo personajes. Son ideales para hacer pictocuentos.

LA RATITA PRESUMIDA

Que van llegando y llegando animales a su puerta para casarse con ella. Se pueden ir añadiendo animales hasta que los niños se cansen.

LA CHIVITA DEL CHIVITAR

Sal de ahí chivita, chivita.
Sal de ahí, de ese lugar.

Vamos a buscar al perro
para que saque a la chiva.

El perro no quiere la chiva,
la chiva no quiere salir de ahí.

Sal de ahí chivita, chivita.
Sal de ahí, de ese lugar.

Vamos a buscar el palo
para que le pegue al perro.

...

(Se van añadiendo personajes o personas para solucionar el fallo anterior: perro, palo, fuego, agua, cubo, hombre, abeja...)

            - De hadas: Fueron los únicos que Propp analizó. (“MORFOLOGÍA DE LOS CUENTOS DE HADAS”). Incluyó en este grupo a aquellos cuentos con personajes mágicos que ayudan a alguien o que se oponen a ellos, lo cual tienen un sentido positivo: hacen madurar a la víctima.

Después de Propp, otros muchos hicieron otras clasificaciones de los cuentos folclóricos. Destacan Gianni Rodari con su clasificación pedagógica y Sara C. Bryant con su clasificación funcional.

Retomando las aportaciones de Vladimir Propp en el campo de la literatura infantil, decir que este, además de descubrir que en todos los cuentos folclóricos se daba un viaje iniciático, descubrió que en todos los cuentos de hadas o cuentos maravillosos se repetía el mismo esquema:

  • Alguien que no ha tenido una vida fácil que finalmente consigue lo que quiere y que nunca ha tenido.

  • O alguien que ha tenido una vida con facilidades que lo pierde todo y lo tiene que recuperar con esfuerzo.

Se da, por tanto, una lucha, una búsqueda, que refleja la maduración del protagonista. Independientemente de que en los cuentos aparezcan personajes ficticios o no, todas las historias folclóricas son realistas, pues reflejan los deseos de las personas: (como en la canción) salud, dinero y amor.

Propp también fue el que descubrió que todos los cuentos folclóricos de hadas tienen una estructura muy similar que dividió en funciones. Definió estas funciones como “funciones que desempeñan cada una de las acciones que se van sucediendo en la historia, dentro del argumento principal” y estableció 31 diferentes. No aparecen las 31 funciones en todos los cuentos, pero son las únicas 31 funciones que pueden aparecer en los cuentos de hadas. Las funciones hacen girar la historia, y algunas de ellas son:

  • Aparición del donante. Aparece en cuentos como Blancanieves, siendo la madrastra disfrazada de bruja la que le dona a la protagonista una manzana envenenada.

  • Huida. En Blancanieves también se da esta función, pues la protagonista huye de su palacio, de su madrastra y de sus hermanastras para refugiarse en el bosque.

  • ...

En los cuentos maravillosos también se dan motivos, que es lo que se repite a lo largo de la historia. Podemos definirlos como: “Situaciones que se repiten de un cuento a otro, y que marcan las acciones de los personajes”.

Los motivos principales son:

  • Viajes y búsqueda
  • Fuga y persecución
  • Tesoros ocultos: física o psicológicamente
  • El reino de los muertos o el reino de las hadas
  • El sol y la noche como realidad e irrealidad
  • La búsqueda del amor
  • El hermano más pequeño
  • La muerte y la resurrección
  • El huérfano maltratado

En el cuento folclórico, clásico y popular de Hansel y Gretel se da el motivo del huérfano maltratado. Este motivo puede ser físico o psicológico, tanto por lo de físico como por lo de psicológico. En este cuento, se da este motivo de forma psicológica: Hansel y Gretel son huérfanos psicológicos (tienen padres) y que por ser abandonados sufren el maltrato psicológico (la bruja no les pega físicamente).

Recordemos que los textos de tradición cultural son textos adaptativos por lo que yo podría emplear uno en mi aula y adaptarlo a las características de mis alumnos. Podría cambiar el motivo de fuga (el por qué de la fuga) del cuento de Hansel y Gretel y decir que se pierden por el bosque en vez de que son sus padres los que les echan de casa o que es la madrastra la que los hecha, que es lo que les ocurrió a los hermanos Grimm (tuvieron que cambiar este motivo de fuga por ser demasiado duro). Lo que no podría hacer, ya que si no, no sería esa historia, es cambiar la acción y decir que Hansel y Gretel en ningún momento se fueron de casa.

Sólo se conoce una historia que contiene todos los motivos. Es una historia medio mito medio cuento, que lo recogió en papel (“El asno de oro”) un hombre latino, Apuleyo: “La fábula de Cupido y Psiqué”. (*Ver publicación: La fábula de Cupido y Psiqué. Octubre).

Esta fábula es un cuento folclórico que coge prestado el nombre de fábula porque es así como antiguamente se los llamaba, no porque lo sea. En él se pueden distinguir dos partes:

  • En la primera parte del cuento, nos enseña, entre otras cosas, la dificultad de compaginar o combinar la razón (representada por Psiqué) y el amor y la pasión (representada por Cupido)

  • La segunda parte de la fábula de Cupido y Psiqué nos enseña que cuando encuentras el amor verdadero, es posible combinar la razón y la pasión, y que cuando se consigue equilibrar ambos elementos se consigue el Placer y la Delicia (sus hijos)

Otro elemento que tenemos que tener en cuenta son los personajes de los cuentos. Éstos pueden ser buenos o malos, aunque suelen ser los buenos los que ayudan al protagonista, también pueden ser los malos los que ayudan al protagonista a superar su viaje iniciático. Esto los niños no lo pueden entender, para ellos los buenos son buenos y hacen cosas buenas, y los malos son malos y hacen cosas malas.

Vale, ¿y quiénes son los personajes buenos? En este grupo podríamos situar a los héroes y heroínas y a las hadas. (*Ver publicación: El origen de las hadas. Diciembre). ¿Y los malos? Pues podrían ser los gigantes y los ogros, que se diferencian en que los primeros no comen personas y los segundos sí. Otra pregunta que nos podríamos hacer en este momento es: ¿y a los duendes dónde los situamos? Pues en el medio de los dos grupos anteriores, junto a las brujas y los magos, que algunas veces actúan como buenos y otras como malos.

Ha llegado el momento de hablar de los préstamos que aparecen en los cuentos folclóricos de otros cuentos de este tipo. Un ejemplo para entendernos mejor: lo de meter al malo del cuento piedras en el estómago para librarse de él es original de “los 7 cabritillos”, pero se toma prestado en el lobo de “Caperucita roja” y es que, no olvidemos que los cuentos folclóricos son cuentos de transmisión cultural que alguien contaba y como este se sabía tantas historias, las acababa mezclando, como es normal.

Este bloque también me ha enseñado cómo reconocer una adaptación buena frente a una mala. Es muy importante saber, tanto por si quiero adaptar un cuento folclórico a mi grupo de niños de infantil como por si lo que quiero comprar, saber que las buenas versiones son aquellas que mantienen los motivos principales de la historia, así como, las acciones que se dan y las relaciones entre los personajes.

Por ejemplo, sería una buena versión latinoamericana de Caperucita Roja que en vez de ser el coprotagonista un lobo, lo fuera un chacal. En Latinoamérica no hay lobos, pero sí chacales y mientras estos actúen igual que los lobos, puede valer.

A parte de fijarnos en esto, es importante, a la hora de comprar un cuento, que aparezca en la portada del mismo el nombre de quien ha recogido la historia y que luego lo ha versionado. Se necesita un responsable.

Tendemos a comprar cuentos infantilizados pensando que así los niños lo pueden entender mejor. Pues bien, ahora sé que la mayoría de los cuentos folclóricos que han sido infantilizados han perdido su versión más antigua. Por este motivo, es mejor que compremos un cuento que no sea para niños, nos lo leamos y luego se lo contemos a los receptores ya adaptado.

Es también muy importante acudir a una librería especializada en literatura infantil para comprar cuentos, y si estos han sido versionados por recopiladores tan conocidos como Hofmman, Perrault o los hermanos Grimm, nos aseguramos una buena compra.

A continuación hablaré brevemente de cómo han llegado los cuentos folclóricos a nuestros días, a través de los recopiladores más conocidos.

En un principio, los cuentos folclóricos no interesaban a la clase de recursos, sólo a la humilde. Sin embargo, el rey de Francia (siglo XVII) era un apasionado de estos. Tanto lo era que contaba con un contador particular de historias, contaba con Charles Perrault (Francia. 1628 - 1703)

A Perrault le amamantó una nodriza del pueblo, como era normal en aquella época. Muchas mujeres de la corte, al ir ceñidas en esos vestidos, cuando daban a luz no les subía la leche. Por este motivo, las mujeres del pueblo, que no tenían recursos para ir enfundadas en esos vestidos, amamantaban a los hijos de las mujeres de la corte. Pues bien, esta nodriza de Perrault, mientras le amamantaba, le contaba historias. Perrault, después de conocer tantas historias que le contaba su nodriza, así como, por todos los cuentos celtas que él conocía, decidió plasmar todas estas historias en “Los cuentos de mamá oca”, y eran todos cuentos folclóricos.

Todos los cuentos que Perrault recoge en su obra los adapta con la intención de destacar sus aspectos morales, ya que eran (antes de adaptarlas) demasiado brutas. Por ejemplo, en la versión que recoge Perrault de Caperucita Roja, el lobo devora a la niña, siendo devorar sinónimo de sexo. Su obra iba dirigida a las cortesanas, llamémoslas, ligeras de ropa. Incluso les incluía una moraleja escrita por él mismo con carácter / intención moralizador.

Tanto empezó a interesarse el pueblo por los cuentos folclóricos que hasta las mujeres los recogían. Madame Genlis recogió los cuentos que ella misma y otra mujer contaban a los hijos de la corte.

 El siglo XIX es conocido por ser el siglo del Romanticismo. Las historias / obras que interesan en la sociedad son aquellas en las que se busca y encuentra el amor. También se caracterizan por tener mucho empuje los nacionalismos.

Los hermanos Grimm eran nacionalistas alemanes. Eran filólogos que querían salvar la lengua romana, por lo que se dedicaban a escribir diccionarios. Su editora les propuso plasmar en papel las historias folclóricas alemanas. Mantienen las historias que el pueblo les decía, pero dándoles un estilo literario. Las historias que recopilan son muy brutas y al echárseles el pueblo encima, se ven obligados a suavizarlas. Esto les costó, ya que su intención era conservar la historia real. En la tercera edición, ya se ven las correcciones, pero siguen respetando todos los elementos importantes de la historia.

En la segunda mitad del siglo XIX, el Renacimiento en Dinamarca ya se había apagado. Se pasa al Realismo, donde destaca Charles Dicken en literatura juvenil.

Otro personaje danés, importante en estas fechas, fue Andersen, al que le encantaba escribir historias tristes, como buen realista que era. Éste también es muy conocido como recopilador de historias folclóricas, al igual que los anteriores. (Dinamarca. 1805 - 1875).

Todos los recopiladores de cuentos dan un toque personal a sus adaptaciones o versiones. Éstas muestran cómo eran como personas.

Pero en España también ha habido recopiladores de cuentos folclóricos. Algunos de ellos son: el jesuita Padre Coloma, que utilizaba los cuentos folclóricos para educar a sus alumnos, por lo que adaptaba los cuentos, les añadía mensajes moralizadores cristianos y sustituía los personajes profanos por otros religiosos (hadas à ángeles, personajes malos à demonio); Cecilia Bölh de Faber, que fue la primera mujer en hacer una recopilación de cuentos folclóricos que ella creía que eran españoles. Los firmaba bajo el pseudónimo de Fernán Caballero, es decir, bajo un nombre masculino, ya que estamos hablando de unos tiempos en los que la sociedad era machista. Su recopilación de cuentos es para público juvenil; y entre otros, Saturnino Calleja, al que le debemos que nuestros abuelos y padres pudieran disfrutar de la literatura, pues fue el primero en sacar ediciones de cuentos en formato muy pequeño, de mala calidad del papel, etc. pero que permitió abrir el mercado literario a mucha más gente. De ahí el dicho de tienes más cuento que Calleja.

Para ir finalizando con mi reflexión, tengo que aunque son más y más conocidos los textos folclóricos en prosa, también los podemos encontrar en verso y en teatro. Entre la poesía tradicional podríamos destacar los numerosos villancicos y retahílas del tipo: “Una, dola, trela, cuatrola, quina, quinete, estaba la reina en su gabinete...”. Y entre el teatro tradicional destacar los belenes vivientes que aún hoy se hacen en colegios o en obras teatrales, pero sobre todo, el teatro folclórico de Títeres y cachiporras, en el que siempre se sigue el mismo patrón: el personaje bueno pierde o le quitan los personajes malos algo. Lo recupera gracias a la participación del público. Aún se hacen, y un ejemplo de este participativo espectáculo es lo que se hace en el Retiro.

            - Chicos, avisarme si veis por aquí al malo con mi sombrero.
            - ¡¡Ahí, ahí!! Detrás de ti
            - ¿Dónde? No le veo

(Este es el modelo de teatro folclórico español).

Por último decir que mi valoración sobre este bloque es muy positiva. Me llevo mucho de él, como maestra y como persona. Me ha despertado mi interés por los cuentos. Me ha hecho darme cuenta de que los cuentos no son sólo para niños, que nos pueden enganchar a todos. Ahora tengo una actitud positiva a buscar cuentos infantiles, es decir de 0 a 90 años, tengo la necesidad de conocer cuentos, de aprender a contarlos, de compartirlos con pequeños y mayores... Ha sido estupendo poder acabar las clases de literatura infantil con un cuento folclórico, me dejaban con muy buen sabor de boca y con ganas que llegara la siguiente clase.