miércoles, 10 de agosto de 2011

"Ser princesa no es un cuento" y algunos ya lo sabemos

Por fin he sacado un rato para retomar mi relación con este blog, y lo hago para compartir una experiencia literaria. En este blog hay muchas entradas en las que en su título aparece “Ser princesa no es un cuento”: que si Análisis del cuento, que si Presentación del cuento... Pues ya tenía ganas de añadir una nueva publicación bajo este nuevo título: “Ser princesa no es un cuento y algunos ya lo sabemos”.

Este verano, durante el mes de julio, he podido llevar a la práctica este fantástico cuento que, como ya sabemos, está escrito por Irune Labajo e ilustrado por Gábor Gayá, y, por qué no decirlo, presentado por dos recientes maestras de Educación Infantil, Elisa Molina y Sandra Martínez (tendremos que darnos algo de publicidad, ¿no crees?).

Para poneros un poco en situación, los receptores del mismo, fueron un grupo de niños y niñas madrileños / as, a la vez que maravillosos / as, de entre 3 y 4 años. Ya nos conocíamos un poquito, lo suficiente para querernos y querer compartir un momento de lo más tierno.

Nos encontrábamos en nuestra aula, recién comidos y con las pilas recargadas para seguir disfrutando de este calorcito veraniego. Para introducir el cuento, estuvimos hablando de qué personajes animados nos gustaría ser. Salieron entonces, personajes tan conocidos como Spiderman, Rapunzel, un tal Inazuma Eleven, La Cenicienta, La Sirenita, otras princesas del señor Walt Disney, Batman, de nuevo Rapunzel...

Ya estábamos todos preparados para este momento, entonces, les dije que conocía a una niña, de nombre Paula, que, al igual que ellos y ellas, también quería convertirse en uno de estos personajes, que si les apetecía conocer su historia. Tras un “¡¡Sí!!” unánime, comenzó la historia de Paula.

Hice una narración con libro, por lo que tras yo ir leyendo, ellos podían ir viendo las imágenes, y vamos, ¡Todo un éxito!.

Noté en muchas de las miradas que iban a las ilustraciones, que muchos se veían reflejados en Paula. Y es que claro, ¿quién no se va a querer identificar con ella queriendo ser La Sirenita? Muchas, hasta que te das cuenta que tendrías que vivir en una pecera y comer sólo gambitas... ¿O queriendo ser Blancanieves? Pues de nuevo, muchas, hasta que caes en la cuenta de que serías envenenada y para salvarte, necesitarías un beso de un príncipe, que como apenas es difícil encontrar a uno de ellos, encima tienes que esperar a que vaya a caballo...

 
A estos chicos y chicas les encantó la historia, y prueba de ello fue el enorme cohete de color morado que salió de la chimenea. Tengo que decir que los cohetes veraniegos salen con una velocidad que depende de lo que la historia haya gustado entre el público.


Muchos cambiaron de personaje favorito: Rubén, por ejemplo, cambió a Batman por El Príncipe Rubén o Iria, que dejó de querer ser Rapunzel, para convertirse en La Príncesa Iria. Otros muchos seguían queriendo ser sus superhéroes y sus superprincesas favoritas, pero yo me quedo con ese fantástico momento que vivimos. Lo disfruté un montón, y ellos también, y por fin pude emplear en el aula un cuento infantil que me encanta y que me recuerda a una profesora sensacional.