martes, 30 de noviembre de 2010

Análisis del libro infantil

Soy partidaria de emplear cuentos infantiles en las aulas de Educación Infantil, y no sólo porque esta es una costumbre que ha pasado de generación en generación, sino por las grandes ventajas que conlleva este empleo, tanto para educandos como para educadores.

A mi entender, algunos de los beneficios o ventajas de emplear toda clase de cuentos en Educación Infantil son:

  • Los niños y niñas tienen la necesidad de imaginar y cuando escuchan un cuento infantil se van imaginando la historia, se ponen en el lugar o se identifican con los personajes, sienten sensaciones parecidas a las de los protagonistas... En definitiva, los cuentos infantiles benefician el desarrollo de la imaginación del niño, así como, su sentido de la percepción y su sensibilidad.

  • Los cuentos destinados al público infantil poseen una narración clara, fluida y de sencilla comprensión. Esto hace mejorar la capacidad de comprensión y de expresión del niño y su capacidad de comprensión, sin olvidar que estos hacen aumentar su vocabulario.

  • Los cuentos encierran una cantidad abrumadora de enseñanzas para la vida. De los buenos cuentos infantiles se pueden extraer aspectos útiles y aplicaciones directas para la vida. Por lo tanto, y gracias a los cuentos, los niños pueden extraer valiosos mensajes y valores para emplear en su vida.

  • Y, como no, los cuentos infantiles son beneficiosos para la relajación del niño. Los niños se muestran muy receptivos y muy atentos frente a los cuentos. Se olvidan de los juegos, de los nervios y de todo y se centran sólo en la historia. Están ansiosos por conocer más y llegar al desenlace.

Pues bien, sabiendo ya algunas de las ventajas o motivos por los que emplear cuentos en un aula de infantil, como maestras deberíamos saber cuáles son los adecuados.

Como ya sabemos, podemos utilizar cuentos folclóricos, los de tradición oral, que han pasado de generación en generación sufriendo numerosas transformaciones y surgiendo así numerosas versiones. Estamos hablando de cuentos que han recogido recopiladores tan conocidos como Charles Perrault, los hermanos Grimm y/o Hans Christian Andersen.

Estos cuentos sin autor y familiares, que no infantiles, los cuentos folclóricos, son cuentos adaptativos, lo cual nos permite adaptarlos a nuestra aula y a nuestros alumnos de infantil, ya que al fin y al cabo sería esta adaptación una versión más del cuento.

Otra opción sería emplear en nuestra aula cuentos de autor para público infantil. A diferencia de los folclóricos, los de autor, y como su propio nombre indica, si tienen autor conocido o desconocido, por lo que no sería lícito adaptarlos. Son por tanto, cuentos selectivos.

En cuanto a la selección de estos cuentos de autor, podemos hacer dos cosas: la primera es apuntar el título, autor, editorial y demás características de los cuentos que algún especialista nos recomiende, en este caso nuestra profesora Irune, para luego comprarlos. Esto está bien, ya que hay libros tan conocidos y tan reeditados que aunque pase el tiempo los podemos seguir encontrando en el mercado. Pero habrá otros, también muy buenos, que se escriban y se editen una sola vez y que luego desaparezcan y ya nos sea muy difícil, incluso imposible, encontrarlos.

Ante este mercado dinámico nos queda la segunda opción: saber cómo analizar un libro, para luego seleccionarlo y utilizarlo para nuestra aula, para un grupo de niños y niñas con características y necesidades muy diferentes.

De acuerdo, ¿y cómo se analiza un cuento? Pues teniendo en cuenta unos aspectos a analizar, además de que el formato sea cómodo si queremos emplearlo en nuestra aula, es decir, que sea un formato grande para que no haya conflictos del tipo: “A ver, a ver. No veo, profe”.

Estos aspectos a analizar son:



ANÁLISIS DEL LIBRO INFANTIL


Receptor

Lo primero que tenemos que tener en cuenta a la hora de decidir qué libro de autor elegir es él mismo, el receptor o receptores. Después el qué le / les queremos enseñar, pero lo principal es que responda a sus intereses y necesidades.


Emisor

No se refiere al autor del cuento, sino al personaje del cuento que cuenta al receptor o receptores del mismo el mensaje de la obra.


Tema

Que le interese, con el que se siente identificado. Por ejemplo, si empleamos un cuento cuyo tema sea la Guerra Civil, al no ser que sean ellos los que pregunten y se interesen, tenemos que saber que no les interesa mucho, no es cercano a ellos.


Estructura

Puede ser lógica o lineal, que empiece con un planteamiento, siga con un nudo y termine con el desenlace final. Puede tener final abierto para que este lo pongan los receptores y así desarrollar su creatividad, aunque esto no les suele gustar.

O puede tener estructura acumulativa en el que se parta de una idea simple y se vayan añadiendo ideas, personajes...


Espacio y tiempo
(o por separado)

El espacio y el tiempo se puede analizar junto o por separado. El cuento tiene que estar situado en espacio y tiempo histórico cercano a ellos. El espacio es el dónde se desarrolla la acción (el lugar) y el tiempo es el cuándo se desarrolla la acción (pasado, presente, futuro, o indefinido).


Ilustraciones

Deben ser llamativas para los niños, pero lo que es más importante: tienen que ayudar a entender el cuento y que sólo haga falta ver las ilustraciones para volver a “leerlo” sin leer.

Pueden ser estereotipadas, realistas o sugerentes.


Lenguaje

Lo ideal es que predominen frases cortas con pocas subordinadas, así como, que se entiendan las palabras, lo cual no quita que el cuento tenga una o dos palabras “nuevas” que el niño o niña pueda añadir a su léxico.


Valores y contravalores

Hace referencia a las actitudes positivas o negativas. Los buenos cuentos se caracterizan porque el personaje acaba con actitudes positivas, independientemente de que empiece con positivas o negativas.




A continuación, un ejemplo de cómo se analiza un cuento infantil.


Título del cuento: Adivina cuánto te quiero

Escrito por: Sam McBratney

Ilustrado por: Anita Jeram




Ya sólo la portada dice mucho. Por un lado, se da una adivinanza, un juego, y por otro lado, se habla de sentimientos.

Este cuento es tan famoso que se ha traducido a muchos idiomas, está en el Youtube de forma animada, incluso, lo hay de varios formatos: de bolsillo, de aula...

Cuando a la liebre pequeña ya no le queda cuerpo para representar su amor, lo hace con cosas externas: “te quiero hasta la luna”.

En cuanto a la psicología infantil este libro también es bueno: la liebre mayor deja a la pequeña ganar, es cuando esta última se duerme cuando le dice que ella le quiere más. Además, la liebre mayor deja a la pequeña hablar, ya que le pudo responder: “Sí, yo también te quiero, alé, a dormir”.

Y algo que merece la pena destacar del libro es que en ningún momento se dice que la liebre mayor sea la madre de la liebre pequeña. Puede ser su padre, su cuidadora, su hermano o hermana... Esto es muy positivo, ya que permite a los niños que no tengan madre identificarse con el personaje principal.

  • Receptor:

Es un cuento que perfectamente podemos emplear con bebés, con niños y niñas, con adolescentes y con mayores. Dependiendo del público podemos contarlo, leerlo o hacer una narración con libro, lo que más nos interese según las circunstancias.

  • Emisor:

El personaje del cuento que le da el mensaje al niño o niña receptor es la liebre pequeña de color avellana. Es con esta con quien los niños se pueden identificar.

  • Tema:

El cariño y el afecto entre personas. El amor de un niño y un adulto, independientemente de que este adulto sea su madre, su padre, su hermano, su cuidadora...

Otro tema que se da en este cuento son las adivinanzas: adivina cuánto te quiero. Y un tercer tema son las medidas y las diferentes formas de medir.

Este no es un cuento didáctico, ya que no enseña nada al niño, sino que le permite identificarse con el personaje. Da mucho juego en el aula, ya que les podemos preguntar a nuestros alumnos si alguna vez le han dicho a alguien lo que le quiere.

Cualquier niño, tenga madre o no, tenga padre o no, así como hermanos, se puede identificar con la historia que se da en el cuento.

  • Estructura:

Este cuento posee la estructura ideal para emplear con niños, ya que comienza con un planteamiento: lo mucho que el pequeño quiere al mayor, continua con un nudo acumulativo: te quiero hasta aquí, hasta... y termina con un desenlace feliz: lo mucho que se quieren.

Planteamiento à Nudo acumulativo à Desenlace

  • Espacio y tiempo:

La historia sucede en el campo, por lo que a los niños no les causa ningún problema entenderlo. Ambas liebres no tienen casa, pero no es necesario ponerles una casa ni vestirles para que los niños y niñas se puedan identificar con la historia.

El tiempo es indefinido, pues no se dice cuando ocurre la historia. Puede ser en el presenta, en el pasado, incluso en el futuro.

  • Ilustraciones:

Son ilustraciones claras, por lo que el niño puede seguir la historia mirándolas. El niño que aún no supiera leer y tuviera entre sus manos este cuento, sería capaz de seguirlo.

Éstas no son estereotipadas, son sugerentes, sugieren la realidad. Esto hace que el niño no se confunda.

  • Lenguaje:

Está cargado de función poética, pero esta es tan sencilla de entender que a los niños les encanta el cuento.

Predominan las frases sencillas, no subordinadas, con lenguaje coloquial y cercano a los niños. Probablemente, la palabra más difícil sea “liebre”.

  • Valores y contravalores:

Se trata el cómo transmitir el cariño. Se da una actitud positiva de cómo hacerlo, de cómo transmitir el cariño que se siente por alguien.


Teniendo como ejemplo el análisis del libro Adivina cuánto te quiero, analizaré individualmente otro libro de autor, concretamente:


Título del cuento: No sé

Escrito e ilustrado por: Mabel Piérola

Editorial: SM

Fecha y lugar de publicación: 1998, Madrid


Premio Internacional de Ilustraciones de la Fundación Santa María, 1997.

Las ilustraciones de este cuento dieron la oportunidad a este libro de publicarse un año más tarde.


En primer lugar, sin haber leído el cuento ni saber de qué va, la portada ya me llama la atención por dos motivos: el título y la ilustración, y más sabiendo que estas han hecho ganar a la escritora e ilustradora, Mabel Piérola, el Premio Internacional de Ilustraciones de la Fundación Santa María en el año 1997, y que gracias a este premio, esta lo pudo publicar un año más tarde.

  • Receptor:

Considero que el rango de edad para los destinatarios de este cuento oscila entre los 4 y 6 años, hablando de los niños de Educación Infantil, ya que perfectamente se podría emplear en el primer ciclo de Educación Primaria.

Establezco este rasgo porque creo que es en torno a esta edad cuando los niños  y niñas se hacen preguntas del tipo: por qué somos tantos en el mundo, por qué los lápices pintan, por qué cuando me caigo se me enrojece la piel o porqué se me eriza cuando tengo frío. Por lo tanto, es en esta edad cuando más lo pueden entender y más les puede ayudar.

Dado que la historia del cuento es tan reflexiva, considero que lo ideal sería hacer una narración con libro. Yo sería la encargada de contar el cuento mientras que los niños pueden mirar sus ilustraciones y pensar sobre él.

Otro motivo por el que creo que debería emplearse como recurso la narración con libro es que al permitir esta técnica tanta flexibilidad, podríamos parar la historia del cuento para centrarnos en alguna reflexión del mismo o incluso para analizar alguna de sus ilustraciones.

  • Emisor:

El personaje del cuento que le da el mensaje al receptor o receptores es el niño protagonista, pues es este el que se pregunta por lo que se pregunta.

Además, creo importante decir que es fácil que los niños y niñas se identifiquen con el protagonista, con el emisor del cuento.

  • Tema:

El tema del cuento son las preguntas que los niños y niñas se hacen sobre la vida. Sobre sus famosos porqués, sus dudas y sobre sus “no sés”.

La autora de este cuento representa bajo un estilo poético las dudas y preguntas que acechan a los más pequeños, como puede ser por qué las nubes tienen y cambian constantemente su forma: “o por qué las nubes se dibujan solas”, o por qué cuando se caen se les enrojece la piel: “no sé por qué cuando me caigo me bailan puntos rojos bajo la piel”. Es por este motivo, por el que los niños se pueden sentir reflejados con la historia.

  • Estructura:

La historia comienza con una duda que tiene el niño protagonista: “no sé dónde estuve antes de estar aquí”, continúa acumulando dudas y finaliza el cuento, aún con la duda, pero asegurando que le gusta todo lo que ve. Por todo esto, la estructura del cuento es la ideal para los cuentos infantiles:

Planteamiento à Nudo acumulativo à Desenlace

  • Espacio y tiempo:

La historia sucede en la ciudad, en un espacio cercano al niño y por lo tanto conocido para él. El niño protagonista tiene su casa, va en autobús, ve gente a diario muy diferente... Todo esto hace que al niño no le suponga ningún problema entender el cuento.

En cuanto al tiempo, decir que es indefinido, pues en la obra, en ningún momento se dice cuando ocurre la historia. Podría estar escrita en pasado, en presente, incluso en el futuro.

  • Ilustraciones:

Antes de nada, recordar que las ilustraciones de este cuento han conseguido el Premio Internacional de Ilustración de la Fundación Santa María en el año 1997, lo cual ha permitido a la autora e ilustradora publicarlo en el mercado un año más tarde. Por este motivo, sería importante que los niños las pudieran ver.

Son imágenes sugerentes. No son estereotipadas, por lo que no pueden confundir al receptor, ni son realistas, ya que no imitan a la realidad pero casi. Permiten entender que un niño es un niño y que un autobús es un autobús, lo cual es importante.

Son imágenes claras ya que permiten al niño, que ya conoce la historia y que no aún no sabe leer, seguirla.

  • Lenguaje:

La autora emplea la función poética para representar las dudas sobre la vida que acechan a los más pequeños, pero esta es tan sencilla que permite que se entienda perfectamente la historia.

Son frases sencillas, sin subordinadas, con un vocabulario muy sencillo y cercano al niño, lo cual le permite entender la historia.

  • Valores y contravalores:

Se da una actitud positiva de ver la realidad, de que aunque no se entienda el porqué de las cosas, valorar todo lo que nos rodea.


Por último, decir que aunque al principio estaba un poco reacia a seleccionar este cuento para mi aula, he decidido que si sería una buena opción, pues permite a los receptores identificarse con el personaje y con las preguntas que este se hace, la estructura es la ideal, el lenguaje es el adecuado para la edad y porque se da una actitud positiva hacia lo que, de momento, no entienden.

Además, el formato es muy bueno y cómodo para utilizar el cuento en el aula: es grande y permite que todos los niños vean sus ilustraciones, lo cual merece la pena porque aunque son oscuras encierran algo.

Lo tendría en mi aula por si a los niños y niñas les acechan estas dudas que sepan que no son los únicos y que lo que hay que hacer es valorar de forma positiva lo que les rodea.

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