En este breve bloque de la asignatura, que lleva por título Formas de comunicación literaria, he conocido las diferentes estrategias que puedo utilizar a la hora de compartir literatura con los más pequeños. Además, se me han dado una serie de consejos muy útiles para hacer de este momento, en el que ponga en práctica estas estrategias o técnicas que ya conozco, un rato inolvidable. No olvidemos que al fin y al cabo la literatura hay que disfrutarla.
Somos los adultos los que sabemos leer. Bueno, a lo mejor leer no, pero sí sabemos decir las palabras que aparecen escritas en papel. Esto es otro debate... Los adultos somos los que leemos, y los niños los que, de momento, escuchan nuestras palabras. Lo hacen porque aún no han aprendido.
Llegará el momento en el que se hayan cansado de tener que esperar a la hora del cuento, o de coger un cuento y sólo poder mirar las ilustraciones e inventárselo, o se cansarán de escuchar un cuento que no les guste o que prefieran en ese momento otro, por lo que se atreverán a hacerlo por sí solos.
Como pude comprobar el año pasado en una asignatura de la carrera y como vuelvo a ver ahora, los niños disfrutan con la lectura, lo perciben como un regalo. Quizás sea por esto o porque verdaderamente es un momento mágico cuando compartes un cuento con alguien al que quieres, incluso porque lo ven como algo de mayores y quieren imitarlo, pero la mayoría de los niños están deseosos de aprender a leer para disfrutar de la lectura por sí solos.
Es una pena acabar con estas ganas de los niños. Aún siendo Educación Infantil una etapa no obligatoria en el sistema educativo español, muchos maestros y profesores se empeñan en que los niños salgan de esta etapa sabiendo leer y escribir, aún sin haber llegado su momento. Esto se debe a que muchos entienden las diferentes etapas educativas como etapas preparatorias de las siguientes, en vez de entender y valorar a cada una por lo que es, sin pensar en las que las suceden.
Como una novela, de Daniel Pennac: Estadios por los que pasa una persona desde que nos acercamos a la literatura (padre, abuelo, etc. que nos lee gratuitamente) hasta que te obligan a leer y odias la lectura.
Esta es una situación escolar difícil, pero muy común. Los niños deberían, al ya saber leer, tener el gusto por la lectura, pero en realidad ocurre todo lo contrario.
Puedo contar varias experiencias, creo que al Igual que muchos, en las que he odiado leer. Pienso que este odio nace cuando no lees porque te apetezca o porque te hayan hablado bien de esa obra, sino porque te obligan desde fuera sin preguntarte, si quiera, por qué genero te gusta más.
Ante la pregunta, ¿en Educación Infantil podemos hacerles preguntas a los alumnos sobre la lectura?. Pues en esta asignatura he descubierto que sí, pero no en la primera lectura.
Cuando les leemos por primera vez un cuento en particular, si les queremos preguntar algo, tiene que ser subjetivo, como por ejemplo, si les ha gustado. Nada más. La primera vez que se lo leemos, debe de ser un regalo.
Para trabajar la comprensión o algo didáctico, tenemos que esperar a siguientes lecturas, cuando aquellos alumnos que se han quedado en lo superficial, puedan profundizar más.
Un consejo muy útil que he aprendido en este bloque: no pienses por el niño, que piense por sí mismo. No podemos acabar de leer un cuento y explicarlo, lo tienen que entender por ellos mismos. Si hacen falta otras dos lecturas más del mismo, se hacen, pero no se les explica. Lo que sí podemos hacer es antes de la lectura o después, explicar alguna palabra que sea nueva para ellos. O más que explicar, ayudarles a encontrar un significado para la misma.
Sé que esto me va a costar, tiendo al “ya lo hago yo”, pero confío en aprender a cambiar esto. En las prácticas del año pasado me pasó, pero espero que, en las prácticas que empiezo dentro de muy poco, no me pase lo mismo, o que por lo menos, me pase menos.
Hay diversas estrategias o formas de comunicación literaria. A continuación, las explicaré brevemente:
· Cuenta - cuentos:
Consiste en que el contador narra la historia sin libro. Éste previamente se ha leído la historia, se la ha preparado, y la cuenta al público. Es la estrategia estrella por excelencia.
Lo que sí puede utilizar el cuentacuentos es algún elemento cercano al niño y a la obra que está contando (sombrero, barita mágica, marionetas...), para apoyarse o llamar la atención.
El receptor sólo tiene nuestra voz, y a partir de esta se imagina los personajes, donde sucede la historia... Es por lo tanto, una estrategia que desarrolla la imaginación. Recordemos que no es bueno enseñarles siempre las ilustraciones de los cuentos que se trabajan en clase, pues si no, no desarrollarían su imaginación y su creatividad.
Permite, además, interaccionar con el público.
· Lectura:
Consiste en leer el cuento o la historia literal, sin añadir ningún matiz tal y como se puede hacer en la estrategia anterior.
Se utiliza como modelo de lectura, pero esto no es malo. Recordemos que el niño para aprender a leer, primero ha tenido que fijarse en modelos. Exactamente lo mismo que hacen para hablar.
El cuento tiene que ser corto, si no, puede llegar a ser pesado. Las imágenes del cuento se pueden enseñar de dos formas:
- Primero leemos la página y luego enseñamos los dibujos de la misma. Corta la lectura, pero contextualiza lo leído.
- Leemos el cuento entero y luego se enseñan todas las imágenes de golpe. Se trabaja, de esta forma, la paciencia, el saber esperar.
· Narración con libro:
Consiste en contar la historia enseñando las imágenes. Permite interactuar con los niños y fijarnos en los detalles de las imágenes. Ésta estrategia es ideal cuando las ilustraciones merecen la pena ver. También, para cuando el público es muy pequeño: les divierte ver las imágenes y les sirve para entender el cuento.
· Narración dramatizada:
Es una narración con libro en la que se hacen gestos, sin ser una representación teatral. El contador de la historia hará gestos que estén acordes con la misma, y pedirá al público que haga lo mismo.
Un ejemplo de esta técnica podría ser decir: “¿Cómo corre el ratón?”, y que todos los niños se pusieran a correr como ratoncitos.
De esta forma, los niños se meten en el papel, identificándose con los personajes. Es una técnica muy dinámica que permite la interacción entre maestra - narrador y alumnos.
· Declamación:
Consiste en recitar, decir un poema de forma expresiva. La mayoría de los poemas que se trabajan en Infantil son narrativos o son “flashes” de momentos, pero siempre son reales. La poesía cuenta una historia, y lo ideal es no ponerle tonillo, sino recitarlo de forma natural.
Conociendo las diferentes técnicas, puede surgirnos una duda: ¿Cuál es la mejor estrategia de todas? Pues su respuesta es la misma que cuando nos preguntamos que cuándo es mejor enseñar las ilustraciones de un cuento: durante o después del mismo. Pues depende de la situación, ya que habrá cuentos en los que valga la pena enseñar las ilustraciones, otros pueden dar la oportunidad de contarlo sin libro y así trabajar la imaginación, etc. Depende, por lo tanto, del público al que vaya dirigido al cuento y del mismo cuento.
A continuación, quiero compartir algunos consejillos muy útiles. Éstos son:
- Hay que ser expresivo pero sin pasarse. La modulación de las preguntas es la de la interrogación normal, no tenemos que hacer el ridículo.
- Se recomienda cambiar la voz según el personaje en los cuentacuentos y en la narración con libro, en la lectura no. Aunque esto ya lo decidimos nosotros. No debemos cambiar la voz cuando hay tres personajes distintos o más, pues no tenemos tantos registros. Hay varias razones por las que cambiar la voz según el personaje, todas ellas son subjetivas: es más divertido, etc.
- Cuando leamos, el cuento no nos puede tapar la boca, y siempre, siempre, tenemos que mirar a los niños.
La última sesión que dedicamos a este bloque, viernes 3 de diciembre de 2010, consistió en por pequeños grupos, utilizar, cada miembro del mismo, una de estas técnicas de comunicación literaria con el cuento que cada uno quisiera.
Antes he dicho que no hay una estrategia mejor que otra, si no que depende del momento y del público al que vaya dirigido. Lo que sí es cierto que hay estrategias que son más amenas que otras, y que también tenemos que darnos cuenta en las estrategias que dominamos más, y las que dominamos menos. De esto me dí cuenta en este taller.
Decidí poner en práctica la técnica de la lectura, no quise arriesgar mucho por no saber cómo lo iba a hacer. Utilicé una historia que viene en Internet, que enseña a valorar dos palabras muy importantes, quizás sean las más importantes de todas: por favor y gracias.
Al principio de mi lectura, me sentía insegura, pero según iba pasando el tiempo, me encontraba muy a gusto, es más, no tenía ganas de que se acabara mi historia. Fue entonces cuando me arrepentí de no haber utilizado alguna técnica más dinámica, ya que lo que me apetecía era interactuar con mis compañeras. Éstas, al finalizar mi técnica, me dijeron que había utilizado una muy buena modulación de la voz, que les había gustado mucho, pero que tenía que mirar más al público y leer más despacio. En ambas correcciones estoy completamente de acuerdo, sé que aún me queda mucho por aprender, pero lo importante es que tengo ganas.
Para ir acabando con esta reflexión, quiero decir, además de que no es nada fácil contar o leer un cuento y hacerlo bien, unas ideas a nivel personal de cada una de las estrategias que ya he nombrado y explicado. Para emplear como técnica la lectura, creo que es completamente necesario, más que cualquier otra cosa, saber modular la voz. Al fin y al cabo, es lo único que tienen los niños para comprender la historia. Creo además, en relación a esta técnica, que es necesario educar la voz para hacerla “envolvente”, que se haga agradable de escuchar.
Para las estrategias de cuentacuentos y narración dramatizada, es necesario saber desenvolverse, darlo todo y no tener ni una pizca de vergüenza. En definitiva, tener ganas de pasar un rato muy divertido y hacérselo pasar a los oyentes.
Y por último, la declamación. Me parece la técnica más difícil de todas. Sinceramente, los poemas no me gustan mucho, y estoy casi segura que no me gustan por cómo me los han contado tiempo atrás: con el tonillo ese desagradable que solemos poner. Creo que me parece tan difícil porque, de momento, no me veo en el papel de estar recitando un poema. Sé que esto lo tengo que cambiar, sé que tengo que encontrar lo gratificante que sin duda tiene este género y que yo de momento no he encontrado, pues al fin y al cabo, los pequeños no tienen la culpa y tienen que conocer variedad de textos literarios.
Quiero acabar este bloque, diciendo que ha sido muy provechoso para mí, sobre todo para mi labor como maestra. Aunque sé que aún me queda mucho por aprender y tengo que perfeccionar las diferentes estrategias e interiorizar los consejos, me ha motivado mucho, que creo que es importantísimo para dar el paso a aprender.
Perfecto.
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